miércoles, 12 de agosto de 2009

El Indie como promesa fatal

Este artículo lo vi hace unos mesesitos y me agrado bastante, espero les guste..

saludos lúcidos

visiten nuestro myspace

www.myspace.com/lucidaradiar

El Indie como promesa fatal



Un amante de la música desahoga sus desilusiones sobre lo que promete y no cumple
TXT:: Alan De Aquino

Por definición, uno espera que las cosas que se están prometiendo sean mejores que las que están aconteciendo. Esto lo tienen muy claro todos los que tratan de sacar ventaja de una situación, ya que el vender promesas es una de las estrategias más eficaces para obtener respuestas inmediatas. De ahí la frecuencia con la que se utiliza la promesa como una artimaña.

Muchas promesas nunca llegarán a cumplirse, porque precisamente la necesidad de prometer conlleva el hecho de que algo no es totalmente factible: se juega con la necesidad creer en algo más que aún no existe. Creer en que algo se puede ser mejor de lo que ya es, o que tiene algo especial que nadie más posee y que se hará visible con el tiempo.

Es por eso que las estrategias de marketing y la publicidad son muchas veces las conspiraciones donde se tejen las redes del engaño, capaces de anunciar el peor producto como el mejor.
Es el caso de lo que está ocurriendo con el tan llamado indie.

El indie, uno de los movimientos musicales más dignos, cayó en las garras del marketing de las disqueras, y muchas nuevas bandas y escuchas han sido falsamente atrapados.

Sin duda la actitud indie fue uno de los aciertos que ha tenido la historia de la música. Un movimiento que promueve la independencia, que encontró un espacio para bandas subterráneas, casi desconocidas que no estaban destinadas a recibir ninguna atención mediática. Surgió en los 80s como una respuesta al status quo establecido por los grandes sellos discográficos. Argumentando que se podía hacer música y tener discos sin la necesidad de ser firmado por uno de estos sellos, bandas como The Smiths, Sonic Youth, R.E.M y The Pixies establecieron a pulso su propia ubicación en el radar de la industria. A pesar de que muchos de los grupos que se identificaban con este movimiento posteriormente se moverían a una disquera grande, no implicó que perdieran la esencia y de alguna manera lograron seguir siendo independientes.
Antes de convertirse en íconos de una ola que degeneraría en un absurdo, estas bandas lanzaban sus discos en disqueras que ellos mismos o algún amigo habían creado, ensayaban y grababan en el garaje o sótano de alguna casa. Hacían promoción de sus discos en pequeños clubs donde tocaban, en estaciones de radio universitarias, sin desanimarse de la poca audiencia. El único propósito que los motivaba era el hecho de hacer música sin importar qué pasara, construyendo con confianza en sí mismos e infinita paciencia.

¿Qué pensarán los que saltaron en este buque de guerra al ver la miseria actual, que como en todo siempre existe?. Hoy en día el indie ha perdido casi toda su integridad. Bandas que lo que realmente quieren es ser la luz que abrillanta la imagen televisiva. Promesas musicales que no son más que pedazos banales y esporádicos que abundan en los medios dominados por la poca conciencia, seriedad, profesionalismo y buen juicio. Y que son impulsadas por las disqueras que buscan enriquecerse con estos artistitas.

Esto es lo que hace que mucha de esta música que nos inunda sea una porquería carente de imaginación, pésimamente escrita, con una producción asquerosa, inane, repetitiva y ¨juvenil¨ (adjetivo con el que me parece que insultan a los escuchas, creyendo que tienen un criterio poco exigente).

Hoy se dice de todo este tipo de bandas nuevas que se hacen llamar indie. No son indie porque busquen la independencia para hacer buena música, sin importar fama y dinero. Caen bajo la misma denominación porque parecen clones, horrendo mimetismo de reflejos de espejos vacíos unas de otras. Una vio los destellos del éxito y otras quieren repetir la fórmula que le funcionó a la anterior. Actitud prostituída que se apoya en una generalizada falta de cultura musical.

Como mencionaba antes ¿cómo es posible que estas bandas siquiera se atrevan a entrar en la misma categoría, con bandas como las que mencioné al principio? Y tantísimas otras que han defendido su integridad, justamente de estos oportunistas.

Una cosa que se debe entender es que el indie no responde a un solo género musical, son muchísimos estilos que encuentran casa bajo los términos de éste. Por eso digo que el concepto del indie rock me parece lo más oportunista del mundo. Probablemente es de hueva pensar un poco y poner a cada banda en el estilo que amerita. Es más fácil decir que todo artista que hace rock “nuevo” es indie. Pero también es absurdo y estúpido.

El buscar que una disquera grande te firme parece ser el propósito con el que se forman agrupaciones que buscan la atención masiva de forma instantánea. Y las bandas que verdaderamente tienen importancia andan padeciendo. Mientras no tengamos un público exigente, seguiremos inmersos en la brutalidad musical, que se nos vende como promesa. Esta es la fatalidad.

En México han surgido bandas que han logrado atravesar la lucha que implica la independencia en un país en el que triunfar como músico, sin perder la dignidad en el intento, es casi imposible. Los medios que se encargan de difundir a las bandas apoyan más a quienes venden x número de discos, en lugar de apoyar a la música por lo buena que es. Es un círculo vicioso alimentado por la falta de exigencia de buena música por parte de los espectadores, que se satisfacen con cualquier cosa y no interactúan con los artistas para que la música sea mejor.

No veo que exista ningún problema que por fin en nuestro país se esté buscando progresar musicalmente: ya era demasiado tiempo de vivir bajo el recuerdo de las bandas ochenteras, que nos dieron algún tipo de identidad. Si bien durante los últimos años surgieron bandas que hicieron algo distinto, algunas de ellas como aparecieron se desintegraron para nunca volver. Dejándonos anclados en la misma suerte de miseria, tan carente de buena música, en un espacio gobernado por la memoria más que por la sublime experiencia de vivir el momento.
Miramos el mercado y está lleno de bandas que son perennes promesas. Y no precisamente por su fantástica música. Los gringos sacan bandas como cambiar de calcetines, y da la impresión que ese es el tren que quieren perseguir las bandas nacionales. El famosísimo one hit wonder.

El problema que existe en todo esto es la búsqueda de riqueza monetaria, no musical. Si intentáramos rescatar a quienes ha antepuesto un poco de dignidad, el saldo sería muy pobre.

Y es que el entendimiento del indie como estilo en vez de verdadera independencia, es lo que impide que salgamos del hoyo tan concurrido y frecuentemente visitado por nuestra música. Es terrible cuando en alguna plática no puedo nombrar más de 5 o 6 bandas mexicanas que valgan la pena. Cada vez que alguien me pregunta qué bandas mexicanas escucho, es como si tratara de descifrar el motivo por el cual estoy en este mundo. No sé si quizás yo sea demasiado exigente, cerrado o poco complaciente, porque malinchista no soy definitivamente, pero es que es tan cutre el desarrollo de las bandas, que de repente no se puede distinguir una de otra.

El punto que más llama mi atención es el que he observado en un gran número de bandas o platicando con algunos músicos: que no consideran importante o valioso escuchar música vieja. O simplemente no le ponen más énfasis a esta área. Para mí esto es un error garrafal pues creo importante no sólo estudiar la música que se ha hecho antes, sino comprender la rítmica del canto y la instrumentación. Esta es una de las razones por la que encuentro tan pobre y mediocre la situación musical mexicana. Cada vez que se habla de una influencia muy poca gente comprende el sentido del apasionamiento musical, que te lleva a buscar cómo es que esta banda o aquella lograron el sonido que tienen.
A diferencia del idioma inglés, el español tiene muchas dificultades líricas. Es por eso que son tan grandiosos los cantantes que escriben letras complejas y las interpretan con majestuosidad, artistas como Andrés Calamaro o Santiago Auseron que en mi opinión es un pionero en el arte de adaptar la rítmica y la métrica del rock al español. Esta es una de las dificultadas ante la cual se halla el músico: el inglés es definitivamente el idioma en el que resulta más fácil escribir canciones de rock, su lingüística no es tan compleja como la nuestra. Por ello creo que la falta de conocimiento y cultura musical así como lírica hacen que muchas de estas no redondeen alguna propuesta que valga la pena ser escuchada en letra y música.

¿Cuánta gente de los que están iniciando su carrera hoy sabe quiénes son estos personajes? Y por qué el rock and roll en español esta tan en deuda con ellos. Pocos saben de los grandes aportes que han hecho los grandes en la historia del rock hispanoamericano, que hallo en la movida madrileña, en la música extraordinaria de Spinetta, en Botellita de Jerez y en Jaime López, las semillas hoy poco recordadas por algunos. Y es que no sólo puedo culpar a los medios, a las tiendas de discos que tienen un stock raquítico, sino que voy más en contra de músicos y amantes de la música por permitir que esto pase.

En el mundo del pop hay algunos escritores de canciones que son frecuentemente visitados por muchos de estos artistas prefabricados, para saltar esta ardua tarea. Lo que los deja ante otra difícil tarea: la interpretación. Cualquiera puede sonar maravilloso gracias al buen empleo de las herramientas de un estudio. Pero entonces lo mínimo que puedes hacer es interpretar la canción con majestuosidad, cosa que no te la da un estudio sino el talento. No cualquiera puede ser Elvis, Frank Sinatra o Carlos Gardel.

Y es que no mucha gente respeta la música y ahí es cuando las cosas no están bien.

Ahora mismo veo el ejemplo de Chris Cornell, que ha sacado un disco, bajo el ala DESTRUCTIVA de Timbaland. Y es que en qué jodida cabeza cabe que un vocalista con una potencia como la que Cornell posee haga un disco tan miserable.


Este es el punto clave de este artículo. ¿Qué acaso ya no hay más que hip-hop? Que hasta sujetos con tanta tradición rockera hacen discos carentes de todo.

El indie ha llegado a su saturación y no queda más que la desintegración de éste, aclaro, como “estilo” musical. Hablo nuevamente a las bandas que andan caminando en círculos. Esas bandas de úsese y tírese, que no son más que para echar relajo en una fiesta y ya. Eso es lo más patético que puede existir, todos esos que hacen discos con este motivo, y vaya que en nuestro país hay muchas de esas.

Y esto sucede porque de algún modo todos somos culpables al dejar que la música basura sea la que rija y no la que está hecha con calidad.
Incluso los festivales que surgieron para apoyar este movimiento hoy están en decrecimiento.

No me resta más que esperar que de alguna manera las cosas cambien. Por lo pronto existen muchísimas bandas que aún defienden la trinchera independiente por lo que realmente significa, y por ello hay que agradecerles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario